La cabra. Se sujetaba al reo por los pies mediante un cepo, se le untaban los pies con algún condimento (normalmente sal o sebo) y se invitaba a una simpática cabra a tomar parte de esta singular tortura. La cabra, atraída por el condimento, lamía con insistencia los pies del condenado. La aspereza de la lengua del animal provocaba terribles heridas al reo, pudiendo incluso atravesar la carne hasta llegar al hueso.
0/0 Valoraciones
Debes estar registrado para poder usar esta opción, puedes registrarte en este apartado.