inkatattoo

gracias a todos los que me prestan su piel para llevarse un poco de mi arte. y a los studios de tattoos en otros que me invitan a tatuar y darme la confianza para tatuar a sus clientes, gracias a todos y a los que confían en mi prestándome su piel que sin ellos no seria nada...
Israel Mendoza de Inkatattoo

En ink.a te tatuamos sacando tus emociones más profundas de tu ser plasmándolo en tu piel
Sin duda nuestro cuerpo es el medio
a través del cual nos ofrecemos como objetos los unos con los otros. En primer lugar se encuentra el color de la piel. En muchas sociedades reina una jerarquía severa que parte en más negro en la base y asciende hasta lo más blanco en la cima, pasando por todos los matices de morenos y ocres. Así ocurría hace menos de un siglo, incluso en europa, cuando los ?blancos? veían el bronceado por efecto del sol como la marca ignominiosa de la clase social más vil, la de los trabajadores del campo. Los tiempos han cambiado y resultaría apasionante conocer el porqué. Los habitantes de las zonas urbanas se exponen a los rayos solares no haciendo caso a los consejos de los médicos. Un bonito bronceado, también en invierno, está a la última moda, al tiempo que se empieza a perfilar una reivindicación de lo negro.
En esta historia de la piel, el tatuaje ocupa un lugar enigmático y paradójico.
En nuestra sociedad la revelación de que algún conocido o alguna persona de nuestro entorno tienen el cuerpo tatuado suscita sentimientos muy diversos. Ante todo, cabe notar que aquí la costumbre dispone que el tatuaje pueda mantenerse secreto. Nadie se tatúa el rostro ni las manos. La persona tatuada se muestra como tal porque así lo desea, desnudando su cuerpo. De esta manera lo que confía es su intimidad y esto basta para conferir el tatuaje una dimensión cercana al erotismo. Es más, los tatuajes evocan aventuras sentimentales privadas: declaraciones de amor o de odio, venganza jurada o ya aplacada.
Ink.a no solo tatuamos sino que creamos poesía ilustrada en tu piel.